Cuando recupere la esperanza, María Gómez Zúñiga

 

CUANDO RECUPERE LA ESPERANZA, MARÍA GÓMEZ ZÚÑIGA | 2018 | FANTASÍA | LITERUP | 146 PÁGS.

Cuando tenía tres años, Carlota recibió un don gracias a Espiral, su hada: la capacidad de volar. Nada le hacía más feliz que subir al árbol más alto del Retiro y surcar las nubes como un ave.

Pero con la adolescencia llegan las malas noticias: un cáncer amenaza su vida. Y la quimioterapia le arrebata la magia y sus ganas de vivir. Así que Carlota se embarcará en una aventura por diferentes ciudades de España para recuperar su don y descubrir quién es en realidad. 

Cuando recupere la esperanza es un reflejo de la lucha interior que viven los pacientes de cáncer para recuperar su identidad tras la enfermedad. Y, sobre todo, un canto a la esperanza.

Gracias a la editorial por el envío del ejemplar.

¡Hola! ¿Cómo estáis? Espero que os estéis cuidando y que os mantengáis entretenidos, yo lo estoy pasando algo mal porque la universidad no me da tregua y no me deja leer, cosa que echo de menos, pero al menos pude sacar un hueco para traeros esta reseña tan especial. Me moría ganas de hablar de Cuando recupere la esperanza pero no quería hacerlo con prisas porque tengo mucho que decir sobre esta historia.

Leí este libro hace unas semanas y me duró un par de horas, no más. En cierto modo se debe a lo cortito que es y a lo atractiva que resulta la historia. No os voy a mentir, es duro e intenso. De hecho yo iba con una idea algo equivocada por lo cuqui que es la portada pero este libro esconde mucho más que dones y hadas.

Es una historia dura ya que, como bien se indica en la sinopsis, toca el tema del cáncer -entre otras enfermedades- y hay personas que, por desgracia, este tipo de libros nos remueve muchas cosas por dentro al haber vivido una experiencia tan dura y traumática de cerca. Así que sí, sabía que en cierto modo iba a ser una historia triste que me iba a recordar cosas y que había una probabilidad de un 99% de que me ahogase en lágrimas. Cosa que, por cierto, pasó.

Pero Cuando recupere la esperanza es mucho más. Carlota conoció a su hadita Espiral con tres años y le concedió el don de volar. Podía ir a donde quisiera y ser como un pájaro, por desgracia con el paso del tiempo perdió la magia y su ilusión. Pero Carlota no se rinde así que decide emprender un viaje para intentar recuperar su don y todo aquello que dejó atrás.

Es complicado hablar de esta historia porque pasan muchas cosas y no quiero desvelar nada que pueda estropear la lectura. Además de que es un libro intenso por los temas que trata no por el viaje en sí, aunque tengo que mencionar que me hubiese gustado que la autora se hubiese detenido más en ciertas partes para darme un break emocional.

De hecho, otra cosa que me ha gustado es el estilo de María. Sabe qué historia está contando y sabe en qué centrarse, no hay descripciones eternas ni frases recargadas. Te puedes imaginar bien todos los lugares que visita y que todo ocurra en España ayuda, pero lo realmente importante es la carga emocional de este viaje. Y en esto María se vuelve toda una maestra.

Con pocas palabras te muestra que a veces todos perdemos algo o a alguien y necesitamos viajar para encontrarnos, que no hay que perder la fe ni la ilusión aunque en los momentos más oscuros cueste, que para crecer hay que aprender a avanzar. Es un canto a no perder la esperanza y tener siempre cerca de nuestro corazón a las personas que son familia y hogar.

Tengo que decir que los libros que tratan sobre la fe -en uno mismo, en los demás- y la esperanza a mí me remueven un montón de cosas por dentro. Lo que no esperaba es que, pese al dramatismo de la historia, me encontrase con una historia tan positiva, bonita y alegre. Es todo lo que está bien en los clásicos infantiles porque me recordó muchísimo a Peter Pan y no solo por el tema de las hadas.

Tener ilusión por lo que haces, creer en ello y tener fe es un mensaje que J. M. Barrie nos inculcó desde pequeños y María se ha encargado de que no lo olvidemos de mayores. 

No quiero desvelar mucho de la historia ni del viaje que tiene que vivir Carlota, pero os puedo asegurar que a pesar de lo trágico que pueda parecer hay escenas super tiernas. De hecho, me encantó cómo adaptó la idea de las hadas para que formase parte de la realidad del mundo de Carlota.

Así que bueno, sí, he llorado, me he emocionado y se me ha roto el corazón pero también he muerto de ternura con las hadas, con Carlota y con María. Así que no sé a qué estáis esperando para descubrir que dones pueden esconder las hadas y que viaje tan mágico se puede llevar a realizar si te rodeas de gente que te quiere y guardas un poquito de ilusión y fe.

¿Lo habéis leído? ¿Fans de las haditas por aquí? ¿Qué don crees que tendríais? ¡Contadme!